sábado, 21 de noviembre de 2015

Embarazo y Diástasis abdominal.

Muchas personas no saben lo que es la diástasis hasta que no la sufren. Es muy común oir que en el segundo embarazo la tripa crece mucho más rápido que en el primero y que la recuperación es peor. Muchas mujeres dicen que tras haber tenido a sus hijos, su tripa ya no es lo que era y que por más dieta o ejercicio que hagan siempre está ahí.

¿Pero nos preguntamos, por qué sucede esto? Normalmente no, simplemente se da por hecho.
Sin embargo estos sucesos tienen una explicación:
La debilidad de la pared abdominal. 
El tejido que une los músculos de la parte anterior del vientre, si en el pasado sufrió una gran distensión, puede quedar lesionado, o incluso, roto. Es lo que médicamente llamamos diástasis. Si no hubo una recuperación óptima, y nuevamente la zona se vuelve a someter a demasiada presión o a un estiramiento excesivo, como por ejemplo, un siguiente embarazo, el tejido debilitado o lesionado, se vencerá hacia afuera rápidamente con el crecimiento del útero.
En algunos casos, el daño en la línea alba es tan grave que la recuperación después de haber dado a luz, se vuelve dramática. 
La mayoría de las veces, la mujer a pesar de que puede sufrir, molestias digestivas, dolores de espalda, o problemas en su suelo pélvico, no es consciente de ser víctima de esta patología tan frecuente, ni de que sus síntomas están relacionados con el mal estado del tejido de su abdomen. Sólo sabe que tiene una tripa que no le gusta. Pero no es sólo un problema estético, detrás de esa tripa flácida y voluminosa, se esconde una verdadera lesión. 


Como decíamos en un artículo anterior, en el embarazo se produce una diástasis fisiológica, porque esta separación es necesaria para hacer hueco para el crecimiento del bebé. Pero si falla alguno de los mecanismos, la distensión es excesiva porque el bebé sea muy grande, o sea un embarazo múltiple,.., el tejido que une a estos músculos se puede romper y la diástasis ya no es fisiológica, sino que se convierte en un problema que debemos solucionar. *Leer artículo "soluciones para la diastasis abdominal"
Y sí se puede solucionar, con constancia y un entrenamiento específico, guiado por un profesional que valore correctamente la Diástasis y paute el protocolo adecuado. Pero esta recuperación será mucho más fácil si se toman medidas antes y se empiece con un programa de ejercicios adecuados durante el embarazo y en el postparto inmediato. 
Ciertamente, no podemos evitar que el embarazo sea múltiple o que el bebé sea grande, pero sí podemos controlar el resto de factores que influyen, como la calidad del tejido, el tono muscular, el grado de estiramiento o las presiones que reciben dichos músculos.
Es posible evitar la diástasis o minimizar sus daños, con una serie de recomendaciones:


  • Buena postura
La postura es fundamental, porque nos va a determinar hacia donde se dirigen las fuerzas y presiones que recibe nuestro cuerpo. Haz la prueba y colócate de pie apoyándote sobre los talones, notarás que el peso de tu cuerpo se dirige hacia atrás y tu pared abdominal se estira. Durante el embarazo esta es una postura típica, La embarazada se apoya en sus talones, y saca su panza hacia delante. Esto hace que el abdomen esté más distendido, y se vaya volviendo más vulnerable, aparte de ocasionarle molestias lumbares.
Muchas veces cuando tenemos que coger un peso, o simplemente porque estamos cansados, nos encorvamos con la espalda hacia atrás y adelantamos la pelvis. Esto también ocasiona un mal posicionamiento que enfoca la presión hacia la parte delantera de la pared abdominal. En el embarazo es necesario trabajar la reestructuración de eje corporal y el enderezamiento, porque el cuerpo se tiene que ir adaptando al crecimiento del útero y la columna, aumenta las curvaturas. Un correcto posicionamiento de la pelvis y trabajar en elongación, es imprescindible para evitar dolores de espalda, problemas de suelo pélvico y lesiones en la pared abdominal.


  • Aprende a respirar.
Si dirigimos mal las presiones durante el acto respiratorio podemos debilitar la pared abdominal y frecuentemente a su vez la musculatura del suelo pélvico. Es necesario entrenar con ejercicios respiratorios, una correcta respiración, donde los músculos profundos del abdomen trabajen en armonía con los otros grupos musculares.

  • Tonifica tu musculatura profunda de la zona central de tu cuerpo; Core
Un adecuado programa de ejercicios adaptado al embarazo donde tonifiquemos el suelo pélvico y el músculo transverso del abdomen es la mejor prevención de futuras patologías y te ayudará a tener un expulsivo más fácil y rápido. Y si antes de quedar embarazada has entrenado con hipopresivos, mejor que mejor, tu cuerpo estará mucho mejor preparado para afrontar el embarazo. Es muy importante, que evites quedarte embarazada demasiado seguido. Al menos espera un año para el siguiente embarazo, y realiza una buena recuperación postparto. Si no te has recuperado del embarazo anterior,el tejido estará muy debilitado para someterse al gran estiramiento del abdomen y probablemente será muy débil para realizar unos pujos eficaces, con lo que las probabilidades de lesión aumentan.



  • Evita ejercicios inadecuados y cuida tu salud
Los abdominales clásicos, incluidos muchos ejercicios de pilates tradicionales, son contraproducentes para la faja abdominal, especialmente si está en un estado de máxima tensión. Olvídate de este tipo de entrenamiento sobre todo cuando mayor es el riesgo de diástasis, a partir de los 6 meses. Así como de estiramientos excesivos de la pared abdominal, y otro tipo de esfuerzos, como levantarse de frente de la cama, coger pesos excesivos... si realizas actividad física que sea bajo el control de un profesional especializado en el campo de obstetricia. Es mejor no hacer nada que hacer ejercicios erróneos.
También es importante una correcta nutrición, y permanecer bien hidratada para que las condiciones del tejido conjuntivo sean las más óptimas.

  • Trabaja la movilidad de tu pelvis y sus músculos 
Realizar un programa preparto o acudir a clases para embarazadas con un fisioterapeuta, te ayudará a aprender ejercicios para mover tu pelvis y posicionarla correctamente, abrir espacios para tu bebé, disociar los músculos que intervienen en el pujo, y ayudar a que el bebé se coloque correctamente, no sólo para facilitar el encajamiento en el parto, sino para que durante el embarazo el tejido se tenga que estirar menos.

Ya sabes, la mejor arma es la PREVENCIÓN. Cuida tu salud y tu cuerpo, antes de quedarte embarazada y durante el embarazo, para tener un mejor parto y recuperación posterior. 
Lo más aconsejable es acudir a clases especializadas para embarazadas de mano de un fisioterapeuta o profesional del campo de obstetricia, y después, comenzar lo más pronto posible con un programa postparto.



¡Te sentirás mejor por dentro y por fuera!


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